busco dentro el pensamiento más sincero
veo un espejo en el cielo
y la geografía de mi camino...

jueves, 15 de mayo de 2008

. Siento Como Si Mi Canción Favorita Tratase Sobre Un Sandwich! .

¿ Cuál es tu canción favorita?. Dale. No vale decir: “no tengo”, “no sé” ni “esas cosas no me interesan” porque en el fondo, en algunos casos muuuy en el fondo, todos tenemos ESA canción que nos puede. Para algunos es una obra maestra de la música clásica, para otros es un lento bolichero de los ochenta, para los despechados puede ser un tango, alguna minoría descubre su canción en alguna producción nueva. En fin, a lo que voy. Nadie está exento. Todos en el planeta tierra tenemos una canción, NUESTRA canción.

Ok. Stop! Honestamente, el párrafo de arriba fue un intento de introducción que hacía juego con el título del capítulo. Pero en realidad, no tiene mucho que ver con eso. Igualmente, retené la idea. Mientras seguís leyendo, dejá que una parte de tu cabeza siga buscando por sus rincones ESA canción.

Imaginate a vos de la siguiente manera ( sé que te puede parecer muy cursi, pero seguime el juego, vale? ):

Sos un chico de 20 años. Estudiás en una universidad privada. Trabajás y ganas unos mangos. Tenés un grupo de amigos que te adoran. Unos padres que, a pesar de tener sus mambos, son tus viejos y en el fondo los querés. Te gusta mucho leer, amás la música, sabés tocar varioas instrumentos. Siempre soñaste con componerle un tema a tu otra mitad. Tus viejos cuando eras pendejo laburaban y tenían poco tiempo para vos. Por ende, tu “madre sustituta” fue la famosa televisión (sí, sos de ESA generación). Tu madre sustituta te presenta el mundo de las películas románticas a una edad un poco temprana (digamos que a los 11 años ya habías visto MUJER BONITA al menos dos veces). Toda tu adolescencia creciste viendo esas películas, enamorandote de las situaciones, de los personajes, de los diálogos, de cómo esa balada melancólica encajaba a la perfección con la situación triste y las lágrimas de los personajes.

Desde entonces soñás con que en algún momento de tu vida algo así pase. Que llegue alguien de la nada, el mundo que pensabas conocías se te derrumbe y que luego de una serie de eventos desafortunados, terminen “happily ever after”. Sí, a pesar de la situación ocurrida en el posteo "JUGAR A LAS ESCONDIDAS ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD", seguís creyendo en todo eso. Sí, tenés problemas. Chocolate por la noticia.

Voy a obviar algunos detalles penosos y bochornosos. Por lo tanto vamos a hacer un “closure” del tema para poder adentrarnos a lo que quiero decir. Ahora, con esa imagen en mente ( y sin dejar de seguir buscando tu canción favorita ) pasamos a lo que nos compete.

Ah, antes que me olvide. Por si no te quedó claro a esta altura. También sos puto.


Hace un tiempo fui con Vicky a ver “27 BODAS” (no entiendo por qué no pudieron ser fieles al título y doblarlo como “27 VESTIDOS” – ? -). Para aquellos que no están familiarizados con la trama, aquí les hago una breve sinopsis:

“Como el título lo informa, el argumento de este largometraje está centrado en 27 casamientos unidos por una particularidad: haber tenido a la misma dama de honor. Es que Jane parece haberse convertido en la mujer perfecta para las bodas por su discreción para no resaltar en las ceremonias y su atención y dedicación para con las novias. Por supuesto, hasta ahora ella no ha tenido la suerte de ser llevada al altar: su vida sentimental pasa por su amor secreto hacia su jefe y se complementa con Kevin, un cínico escritor que conoció, precisamente, en una boda. Si hasta aquí la suerte no parece estar del lado de Jane, qué decir de la pareja de su hermana, que no es nada más ni nada menos, que el jefe que enamora, sin saberlo, a nuestra protagonista.”[1]

A medida que la película avanzaba, no podía evitar sentir cierta simpatía y lástima por el Jane. ¿Querés saber por qué?. Porque vi mucho de mí en ese personaje. La persona que siempre hace todo por los demás y pone sus propios deseos y sueños en stand by para que los demás puedan gozar de una vida mejor y cómoda. Verlos feliz, te hace feliz. Cuando la película terminó no pude evitar un “la puta madre” y lagrimear un poquito. Si bien la historia no es nada nuevo, es una de las pelis que más me llegó. Quizás por lo que estoy viviendo ahora (que lo trataremos más adelante o en otro capitulo, dependerá de mi criterio). No sé. Pero ver a esta persona del típico: “me centro en los demás para evitar mis problemas y afrontar mi vida y tomar decisiones” o “siempre la dama de honor, nunca la novia” me hizo abrir los ojos a muchas cosas. Más que nada después de la sesión de terapia del miércoles pasado, donde “oh, casualidad” traté el tema de que me cuesta tomar decisiones porque tengo miedo de afrontar lo que ello depara.

¿soy sólo yo? ¿o hay más gente que se siente así?. Honestamente, ya no lo sé. Pero lo que tengo para decir: siempre pensé que mi vida iba a empezar el día que me enamorase y conociera el amor. Que ahí todas las preguntas tendrían su respuesta. Hasta entonces, hasta que la vida me diera eso, hacer feliz a los demás y ayudarlos a encontrar SU felicidad era un buen trueque. Porque cuando me tocase a mí, me devolverían el favor. Y así estoy: nunca tuve una relación estable o que durase más de 4 meses. Sólo “salí” con dos personas. El resto de las personas que conocí, nunca llegaron al “estamos saliendo”. Ninguno era perfecto, ninguno era mi principe azul, ninguno hacía que mi mundo temblara, ninguno me mostraba el mundo en sus ojos. Ninguno era como esos galanes de las películas. Y los pocos que encontré que cumplieran con los requisitos, simplemente no veían en mí lo que yo en ellos. Tengo 20 años ya. Creo que estoy grande para seguir pensando que mi knight in shinning armor va a venir con su caballo blanco exclamando “perdón que me tarde. Pero ahora estoy acá”. Eso es soñar despierto con una perfección que sólo pasa en las películas. ¿no estás de acuerdo?.

Cuando lo conocí a N me propuse dejar esa imagen del “príncipe” a un lado. Me propuse con todas las letras y con toda la voluntad empezar a salir, conocerlo, ver que onda, ver hasta dónde podía llegar. Si llegaba a un café solamente, buenisimo. Si seguíamos viendonos, buenisimo también. Pero con el paso del tiempo, las constantes salidas, las constantes charlas por msn y en persona. Las sonrisas, el histeriqueo que va y viene. Todo eso hizo que mi “mundo de fantasía” volviera a resurgir. Quizás después de todo, la vida me estaba dando alguna señal. En el momento en que me propuse hacer las cosas distintas, de dejar que las cosas fluyan… PAF! Me cae esto de los cielos. Algún tipo de señal tiene que ser, ¿cierto?.

En fin. Las salidas se hicieron frecuentes, los comentarios también. Pero todo eso ya se estaba volviendo un poco rutinario. Se nota en el aire que hace falta un cambio. Alguien tiene que dar un paso en falso para poder decir “dale, hagamoslo” o un “nah, sigamos como amigos”, algo. En fin. Hablandolo en terapia, llegamos a la conclusión que lo que N quiere conmigo (aunque sea para arrancar) es sexo. En esta parte es donde en mi cabeza empezó a sonar la canción que decía “sexo, sexo, sexo todo el día sexo y siempre más!” (no recuerdo quién la canta, pero es muy pegadiza. Jaja). La conclusión de esa sesión fue: “dale un beso. Hacé algo. Arriesgate. Da el primer paso. No estés a la espera de la perfección. Saltá a la pileta y después fijate si está llena o no. No te lo pongas a tantear antes porque el tiempo es oro y las oportunidades pocas”. Salí de terapia con una sonrisa dispuesto al cambio, dispuesto a arriesgarme, dispuesto a esperar el momento perfecto para partirle la boca.

En el camino a casa, le mando un mensaje de texto a un amigo contandole mi conclusión terapéutica. A lo que responde: “nah, nah. Hablalo con él. Decilo de frente. Preguntale que quiere con vos. Así no te enganchás al pedo. Porque, hasta donde se, vos no querés sólo sexo. Vos no querés que el pibe se acueste con vos y al día siguiente ni de señales de vida. Prefiero que lloremos juntos porque te rebotó y te quiere como amigo a que llorar porque te dio matraca y después se borró”.

Por lo tanto, volvimos a donde empezamos. A la toma de decisiones. Tenía una decisión tomada. Y sin embargo, la vida me presentó otra opción. Y ahora ya no sé que carajo hacer. Bah, en realidad, quiero muchas cosas y no sé por cuál decidirme. Esa es la cruel realidad.

Estando en la encrucijada, decidí pedirle opinión a un tercero que generalmente suele tener la visión objetiva de los temas. Nahuel (aka, novio de Juan ). En fin, él llegó a la misma conclusión que mi psicologo y juan pablo en conjunto: N me tiene las re ganas porque le despierto cierto morbo e interés pero concuerda con que lo mejor es ir de frente y poner las cartas sobre la mesa y charlar el tema y ahí ver que hacer. Según una charla con Nahuel, llegué a la siguiente conclusión: le tengo las re ganas a N, pero no pasa solo por lo fisico. Me gustaría tener algo más un poco a futuro. Que no termine en esa cama y nada más. Por ende, está el dilema de “si me acuesto, ¿te vas a ir o me vas a querer cerca?”. Por ende, busco sexo con “enamoramiento”, o sea, que no solo me saque la calentura que vengo conllevando por 20 años.

Ok. Todo esto llevó a más confusiones. Ya no sé que es lo que mierda quiero y estoy dónde empecé. ¿Qué carajo hago?. ¿Me arriesgo siendo impulsivo y que el universo me ayude? o ¿hago las cosas más calmado, mas racionalmente y con criterio?.

Y acá, es dónde volvemos al tema de 27 Bodas que dejé abandonado unos párrafos atrás y dónde, creo, encontré la respuesta a ese dilema.

En la película, Kevin le hace ver a Jane que ella hace todo lo que hace (entre otras cosas) porque no sabe decir “NO”.

Véase en el siguiente ejemplo:

Kevin: Jane, me prestas $50?
Jane: No.
Kevin:Jane, me podés prestar $50?
Jane: No.
Kevin: [la toma de la mano tiernamente] Jane, DE VERDAD, necesito los $50. Me los podés prestar?
Jane: [dudando] ... No?
Kevin: [risas] Ves? Eso estuvo bien!
[toma el trago de Jane]
Kevin: Jane, puedo terminarme tu trago?
Jane: Sí.

¿Quedó claro el mensaje?

Bueno, así soy yo. Me cuesta mucho decir “NO”. Siempre trato de decir que sí o simplemente sonreír y proceder a hacer lo que se pidió. Así todos evitamos problemas. Yo me evito la molestia de tener que decidir si lo hago o no y la otra persona se evita la molestia de pelearme por que lo haga. Es un sistema que me funciona. Bah, solía funcionarme. Ya no tanto.

Segundo ejemplo:

George (Jefe de Jane)

“Siempre te pregunto las cosas y te pido favores porque sé que lo vas a hacer”


No hay frase que te abra más los ojos que esa. Es cuando finalmente te cae la ficha de que tu estilo de vida siempre pasa por los demás. Que siempre van a recurrir a vos porque siempre vas a sonreír y hacer lo que comandan. Te mantiene ocupado mientras esperás que la vida te de una señal para empezar a vivir la tuya. Bueno, newsflash!: la vida empezó hace 20 años. Y me tomó una película nada original del año 2008 para darme cuenta de ello.

Siempre estuve a la espera de momentos perfectos o situaciones romanticas perfectas. Siempre tuve las ganas de que con tan solo mirar a alguien y sonreirle, se quede duro, venga hacia mi y me de un beso. Siempre tuve las ganas de estar en algun lugar con alguien y que me suene el celular y tener que decir: “sabés que?. Me tengo que ir” y correr, tomar un taxi algo que me lleve hasta esa persona que me llamó y que necesita de mi presencia. Siempre quize que mi celular suene con una melodía distinta para cuando ESA persona me llama. Siempre quize que algun dia ESA persona me abrace, solamente por el hecho de querer tenerme en sus brazos. Y bueno, la lista sigue.

Pero me di cuenta que eso sólo pasa en la tierra de mis fantasías. La vida no es tan color de rosa. Si querés llegar a cosas así, hay que trabajar y ganárselas. Hay que saber buscarlas y esperarlas. Y si no vienen, no vienen. Seguí con otra cosa. Uno tiene vivir, arriesgarse y aprender y que esas cosas se den solas y no que esas cosas se den solas para tener que vivir, arriesgarse y aprender.

Por eso mismo, hoy (16 de Febrero de 2008), he tomado una decisión. Y ésta es:

Estoy cansado de esperar a que mi vida comience. Es hora de ponerse los pantalones, agarrar el toro por los cuernos y que sea lo que Dios quiera que sea. Basta de meticulosomente llevar al momento perfecto, basta de esperar a que el otro me mire y haga algo. El amor llega si uno es paciente, obvio. Pero eso no quiere decir que uno tenga que limitarse en su vida amorosa/sexual hasta que el amor llegue.

No más salir a caminar por las tardes usando “bajar de peso” como excusa cuando en realidad voy a caminar por la ciudad con la ilusión de que alguien en la calle al pasar me vea, se de vuelta como yo y ahí encontrar a mi otra mitad. Basta de ilusiones falsas. Basta de ilusionarse al pedo. Basta de querer que todo sea perfecto cuando en realidad no tiene por qué serlo. Basta de postergar decisiones. Basta de decir siempre que sí.

Es hora de vivir mi vida para mi y a mi manera; nunca cerrando los oídos para consejos, nunca desechando puntos de vista, nunca mirando con mala cara si te piden un favor, conservar mi ingenuidad pero aprender a no dejarse llevar y que te tengan en su mano como marioneta. Es momento de tomar decisiones, a ponerte contento y disfrutar si tomaste la decisión correcta y a llorar y aprender si tomaste la incorrecta. Después de todo eso es lo que la vida es: un libro lleno de elecciones. Es un libro repleto de ecuaciones y cada ecuación tiene un sin fin de formar y métodos de ser resuelta. El cómo, queda a tu criterio y a tu cargo. Al de nadie más.

Basta de vivir el “que alguien te guste” y, cuando te das cuenta que eso no funciona, tener el amargo sabor como si tu canción de amor favorita tratara sobre un sándwich.

Ah, por cierto, ¿pensaste ya en TU canción?. Bueno. Un consejo: hacé como yo, empezá a pensar en esa canción como una canción que te describa a vos, una canción que sea tuya porque te llega a vos y a tu persona. Para elegir una canción que describa lo que sentis por alguien, ya tendrás tiempo de sobra… y, en el mejor de los casos ¿quién te dice?, podrán elegirla de a dos.

Mmm…

¿Qué voy a hacer con N?. Honestamente, no tengo idea. Y prefiero no pensarlo. Hace ya 3 días que no hablo con él y no sé en que anda. Si algún día hablo con él, veré que le digo. Si algún día lo veo, veré que hago. No lo voy a pensar meticulosamente. Voy a esperar a tenerlo delante de mí, mirarlo a los ojos y hacer lo que sienta que debo hacer. Si necesito hablarlo, lo hablaré y calmaré mis dudas de esa manera; y si tengo la necesidad de ser impulsivo, lo seré, disfrutaré del viaje dondequiera que eso me lleve y después lo meditaré.

Si tengo que sonreír, sonreiré. Si tengo que llorar, lloraré. Pero una cosa es segura: MI vida comienza y lo nuevo está tan cerca que casi puedo saborearlo...


seguramente se dieron cuenta que este posteo es sobre algo que escribí hace meses. pero me pareció lindo compartirlo de cualquier manera. = )





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